El 2 de mayo de 1934 la oficina de patentes de Washington concede a Laurens Hammond la patente de su órgano.
Laurens era un ingeniero que pensó que sería buena idea sustituir los enormes órganos de iglesia por otros de teclado pequeño, baratos y transportable.
La idea que él tenía era venderlo a iglesias, emisoras de radio, restaurantes y salones de baile. Curiosamente el modelo B3 se hizo muy popular entre músicos de Jazz, Blues y Rock.
Durante los años 60 y 70 el órgano Hammond supuso toda una revolución musical.
Infinidad de bandas lo incluyeron como instrumento imprescindible.
A modo de anécdota incluimos un tema de Siniestro Total donde lo nombran.